martes, 8 de diciembre de 2015

El trabajo y la enajenación de Karl Marx: Caso trabajadores Bogotá 2015


2.1  Pregunta de investigación
Estudios muestran que las malas condiciones laborales a las que se ve enfrentado un trabajador le producen anomalías tanto en su salud personal como en su vida social. Es por ello, que en el marco conceptual de enajenación para  Karl Marx, surge esta pregunta, ¿Qué efectos tienen las malas condiciones laborales actuales en las relaciones sociales y en el grado de comunicación del trabajador con su núcleo cercano, aplicado al caso de trabajadores en Bogotá en el año 2015?

2.2 Objetivo General
Identificar los efectos que tienen las condiciones laborales actuales en las relaciones sociales y en el grado de comunicación del trabajador con su núcleo cercano, aplicado al caso de trabajadores en Bogotá en el año 2015

2.3  Objetivos específicos
Determinar la incidencia que tienen las condiciones laborales de los trabajadores en su núcleo social cercano
Determinar la incidencia que tienen las condiciones laborales de los trabajadores en su bienestar propio
3.                  HIPÓTESIS
Larga jornada laboral, el salario, el riesgo laboral, el alto nivel de esfuerzo físico y mental en el empleo de los trabajadores tienen efectos negativos en las relaciones sociales y en el grado de comunicación del trabajador con su núcleo cercano. Así, como en el tiempo que el trabajador destina a otras actividades que propicien su bienestar como dormir la cantidad de horas recomendadas por la OMS, la práctica de uno o varios hobbies y pertenecer a un grupo social de forma activa. Esto lleva a al trabajador a tener un bajo nivel de satisfacción con respecto a su empleo.
4.                  JUSTIFICACIÓN

      Se quiere corroborar que el concepto de Enajenación de Karl Marx del siglo XIX se sigue reproduciendo en el Siglo XXI en diferentes condiciones históricas (laborales y sociales). Además, éstas tienen consecuencias en las relaciones sociales y en el grado de comunicación del trabajador con su núcleo cercano. Esta investigación pretende que las problemáticas en las relaciones sociales sean vistas desde una perspectiva de enajenación.
Es importante realizar este estudio porqué aportará fructíferamente a la percepción que tienen los trabajadores de su vida laboral y social. Se realizará en la capital de Colombia, Bogotá, porqué es la ciudad que presenta las mejores condiciones laborales en comparación a las condiciones laborales del país. Sin embargo, desde el concepto de enajenación ninguna condición laboral puede ser adecuadas si salud personal y vida social del trabajador. Si se mide el grado de incidencia de estas condiciones en la vida del trabajado se podrá cuestionar la veracidad de estas condiciones catalogadas como buenas, es decir, este estudio aportará a la discusión de la situación actual del trabajador en Bogotá.


5.1 Concepto central: Enajenación

El concepto enajenación en Marx,  significa el extrañamiento que se da por las condiciones que se produce en el hombre debido a su trabajo. Un trabajo que no le es natural ni es para su directo beneficio, haciendo que finalmente, desconozca su producción y esté destinado a vivir en un mundo de consumo. Esta condición sólo puede darse en sociedades modernas con un sistema económico como el capitalismo por las condiciones propias del sistema,  tales como la división del trabajo, las malas condiciones de vida de los trabajadores, los bajos salarios permiten la reproducción social, es decir, que una clase se mantenga en su clase y que el proletario sea la base que sostiene el sistema capitalista.

5.2 Dimensiones del concepto central

5.2.1 El hombre se enajena de los demás hombres

Por una parte, el hombre enajenado ve a los otros hombres como sus competidores, es decir, ya no le son cercanos por su condición humana sino pasan a ser rivales debido a que luchan por el mejor trabajo, por el mejor empleo, etc. Por otra parte, sus relaciones sociales naturales son desplazadas por el acto de trabajo y la prioridad que se le da a este.

5.2.2 El hombre se enajena con respecto a la actividad que realiza

Esta forma de enajenación se produce en los obreros porque el trabajo que realiza es ajeno a él. Su trabajo le limita y le reprime y en consecuencia no puede desarrollas habilidades y talentos según sus gustos. El trabajador se enajena y ya percibe estas condiciones de restricción como naturales, él mismo solo se siente el cuándo está en su trabajo así este limite su esperanza de vida y sus relaciones sociales.  

Ver trabajo completo:

PDF - Trabajadores en Bogotá 

Ver los datos de las encuestas realizadas Datos de las encuestas


Ver la matriz de indicadores y las preguntas de la encuesta Matriz de indicadores - Tipo de preguntas


Las estructuras agrarias de América Latina 1930-1990

Bryan Roberts y Norman Long las estructuras agrarias de América Latina 1930-1990
En Leslie Bethell, historia de América latina. Vol.11
Barcelona: Crítica, 1997


Bryan Roberts (1939) ha sido titular de la cátedra C.B. Smith de Relaciones entre Estados Unidos y México, Universidad de Texas en Austin. Entre sus otros escritos se encuentra La educación y la ciudad de Guatemala (1971) y Ciudades de campesinos la economía política de la urbanización en el tercer mundo (1980).

Norman Long (1936) es un científico social británico. Ha contribuido al desarrollo de la antropología en Perú y es Doctor en Antropología social de la Universidad de Manchester. Fue profesor de antropología social en la Universidad de Durhan en Reino Unido y posteriormente fue profesor de Desarrollo rural social en Wageningen en Países Bajos. Entre sus otros escritos se encuentra Social Change and the Individual: A Study of the Social and Religious Responses to Innovation in a Zambian Rural Community (1968), Anthropology, Development and Modernities: Exploring Discourses, Counter-Tendencies and Violence (2000) y Development Sociology (2001).
Roberts y Long han trabajado juntos en otros escritos como Peasant Co-operation and Capitalist Expansion in Central Peru (1978) y Miners, Peasants and Entrepreneurs: Regional Development in the Central Highlands of Peru (1984).

En el capítulo de las estructuras agrarias de América Latina los autores exponen que en el periodo de 1930 a 1990 se presentaron cambios en las estructuras agrarias en toda la región. En aras de la industrialización, el sector agrario de decayó. Incluso, todo lo que se hizo políticamente para reestructurar el sector, fue en pro de la industrialización. «La agricultura estaba marginada políticamente porque se había dado prioridad a la industrialización» (Roberts & Norman, p., 289).
Los autores entienden las estructuras agrarias no solo como el tipo dominante de agricultura, la tenencia de la tierra y la tecnología allí empleada, consistía también en las instituciones políticas y jurídicas que la sostienen, las relaciones entre lo rural y lo urbano, estructuras comerciales, clases sociales y a veces, la economía mundial (Roberts & Norman).

Para explicar el proceso de cambio en las estructuras agrarias, los autores dividen el periodo estudiado en tres secciones. La primera de los años treinta a los años cincuenta. La segunda de los años sesenta y los años setenta. La tercera de los años ochenta y los años noventa.

Es importante rescatar que estos procesos no se generaron coordinadamente en América Latina, por ejemplo, en la mayoría de países la industrialización se dio en los años sesenta, pero en el Cono Sur inició en los treinta y en Centroamérica en los setenta. Sin embargo, los tres periodos estudiados consiguen representar las generalidades de las estructuras agrarias en la región.

En los años treinta, la estructura del sector agrícola tenía una base familiar, es decir, en relación con el trabajo se buscaba utilizar al máximo la fuerza laboral de todos los miembros. Así mismo, muchos artículos, como la ropa, se fabricaban dentro del núcleo familiar. Esto se encontraba en un marco descentralizado donde la identidad regional constituía la base de las relaciones económicas y sociales. En este mismo periodo, con la Segunda Guerra Mundial y la crisis económica que esta produjo en la economía, se le otorgó especial importancia a la industrialización. Para ello se buscó centralizar la política y la economía y esto empezó a afectar incluso a las aéreas agrícolas menos comerciales (Roberts & Norman), entonces, la mayoría de familias ya no vivían solo de la agricultura sino también era necesario que algún miembro trabajara temporalmente de forma asalariada. El estado no tiene participación profunda en las estructuras agrarias de primer periodo.

En este periodo existían cuatro tipos de estructuras agrarias las cuales se diferenciaban en la producción exportadora, la diversidad de las relaciones laborales y la propiedad del campo. Estas estructuras eran la estructura comercial a gran escala, la producción de enclaves, la agricultura a pequeña escala y la agricultura de subsistencia.

La estructura comercial a gran escala se encontraba principalmente en la región del Cono Sur y en el sur de Brasil. Este tipo de estructura estaba basada en la exportación lo que la hacía vulnerable a las fluctuaciones del mercado internacional. Muchos inmigrantes con tierra adquirían créditos para conseguir productos básicos entre cosecha y cosecha, mientras otros inmigrantes eran trabajadores sin tierra. Ellos se encontraban subordinados por el terrateniente. En general, los trabajadores de este tipo de estructura se encontraban en malas condiciones de vida. La riqueza y oportunidades no estaban bien distribuidas lo que dio lugar a huelgas y protestas.

El enclave económico se diferencia con la estructura comercial a gran escala por el grado de producción. En esta estructura la propiedad pertenecía a compañías y propietarios casi siempre extranjeros. Se ocupaban mayor cantidad de trabajadores asalariados.

En la agricultura a pequeña escala los dueños eran pequeños propietarios, en esta estructura la base era familiar y el mercado era nacional o regional. El propietario tiene  un alto grado de control sobre su producción, se establecen redes de comercialización locales que dan lugar a la competencia comercial y con ello a la diferenciación social y económica. Este grado de control se ve limitado porque muchos de ellos tenían que acceder al crédito para subsistir entre cosecha y cosecha, además, los terratenientes poseían la mejor tierra y monopolizaban el mercado.

La agricultura de subsistencia estaba basada en una menor actividad comercial basada en un sistema de haciendas. El terrateniente arrendaba la tierra o trabaja en parte de ella, en este sistema el terrateniente tenía el poder político. Las relaciones sociales estaban basadas en el conflicto entre el campesino y el terrateniente, incluso entre los mismos campesinos. La mayoría de la población rural en los países a excepción de Argentina se encontraba en esta estructura.

El proceso de centralización agraria (extracción de la frontera y acumulación en el centro), el crecimiento demográfico y la acumulación de tierras y capital en pocas manos produjo condiciones de pobreza rural. En los años sesenta y setenta es donde se evidencia un mayor interés estatal en el controlar esta condición no por si mismos sino por el beneficios que esta representaba «La agricultura se convirtió en una cuestión política importante; poderosos intereses económicos urbanos, financieros, industriales y comerciantes dieron apoyo a la consigna para la modernización agraria» (Roberts & Norman, p., 292). Por ello, en doce países latinoamericanos se crearon políticas de reformas agrarias. La reformas agrarias consistían en la expropiación de las grandes haciendas para distribuir  mejor el territorio, de esta forma se utilizaba la tierra que antes estaba subutilizada y se obtenían mayores beneficios. A su vez, esto pretendía aliviar la pobreza rural.

Aunque en países como México, Bolivia y Venezuela se presentó una mayor distribución de la tierra, los efectos redistributivos fueron insignificantes porque la política solo ofrecía oportunidades para aquellos con accesibilidad económica que pudieran tecnificar y estar sujetos las oportunidades y riesgos del mercado.  De esta forma solo se beneficia sector de la clase media y no a los trabajadores sin tierra con empleos temporales. Se otorgaron créditos para que los trabajadores pudieran hacerlo pero estos eran inadecuados, no estaban acorde a la realidad social y muchos pequeños  productores al no poder tecnificarse caían en ruina y tenía que vender su tierra o endeudarse «Este proceso ha sido llamado, siguiendo a Lenin, la vía farmer de desarrollo capitalista, que implica un proceso de diferenciación en que algunos prospera, mientras otros pierden sus tierras y se convierten en trabajadores sin tierra o emigran» (Roberts & Norman, p., 322). A su vez, la industrialización empezaba a penetrar cada vez más en las estructuras agrarias, los campesinos empezaron a ser dependientes de artículos industrializados como el aceite, el azúcar, la sal, harinas, entre otros.
En conclusión, la reforma agraria era favorecedora en la teoría pero no en la práctica. La reforma que intentaba ayudar a sectores marginales terminó ayudando a una clase menos desfavorecida.

Frente al fracaso de las reformas agrarias, en los años ochenta, el interés del estado se alejó de las políticas agrarias por los intereses propios de los funcionarios en el poder. Además, con la crisis de la deuda en los años ochenta, el estado deja de dirigir y controlar el desarrollo agrícola (Roberts & Norman). Como no hay la misma inversión en el sector publico aumenta la pobreza rural. Se produce una reorientación. Por una parte, surgen Organizaciones No Gubernamentales (ONG) como Banco Mundial, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) las cuales se preocupan e intentan ocuparse de la pobreza rural y el desempleo. Sin embargo, estas organizaciones no reemplazaron significativamente al estado.

Por otro lado, como el estado no controla el desarrollo agrícola son las multinacionales la única posibilidad de inversión para el dicho desarrollo. En este periodo la industrialización es más evidente y el sector agrícola es controlado por compañías multinacionales enfocadas en la agroindustria. Cada vez más la industrialización es lo más importe, para suplir las necesidades básicas los trabajadores acuden al trabajo asalariado  La privatización y capitalización del desarrollo agrario puso en vías de extinción la agricultura con base familiar.

La situación laboral deteriorada y las tasas de desempleo en aumento generan condiciones en las cuales se duda del control y la legitimad del estado.
Simultáneamente surge el cultivo de la cocaína, que se vuelve el cultivo más  viable, en algunos casos el único, por ejemplo, reemplazó los cultivos importantes en Perú y Bolivia. Los intentos que los gobiernos en conjunto con Estos Unidos tuvieron para controlarlo por medio de cultivos alternativos fueron en vano.

La tendencia política hacia la modernización altero el poder político (Roberts & Norman). Hay procesos contradictorios e incertidumbre sobre el desarrollo agrícola. Estos conflictos dan lugar a la acción de sindicatos obreros y campesinos.


«Que bonito es el campo, cuanto daría por irme de aquí, volver a mi tierra, cultivarla y comer de nuevo de ella» dice mi abuelo de setenta y cinco años mientras habla con memoria en la garganta y nostalgia en los ojos. Yo trato de entender como ese famoso «desarrollo», término tan ambiguo y subjetivo, trasformó y transforma radicalmente la forma en que miles de personas perciben, conciben  y se dan significación en el mundo. Una significación siempre arraigada a la idea de tierra. Si bien no en todos los países latinoamericanos se dio con la misma intensidad ni en el mismo periodo, aplica para cualquiera que en el «desarrollo» no caben todos, ni siquiera la mitad, ni siquiera en el siglo XX y ni siquiera en el XXI. Los que caben muchas veces no están aquí y los que lo permiten, muchas veces son quienes gobiernan. «Que bonito es el campo» y yo me pregunto cuán bonito será cuando cada vez más el mercado sea su dueño. 

Latinoamérica:Proyecto criollo, intervención estadounidense, dictaduras, populismos e izquierdas

XIX y XX: La Latinoamérica de los llamados a ser y a hacer

«Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo» Albert Einstein.
«La realidad es un desafío. No estamos condenados a elegir entre lo mismo y lo mismo» Eduardo Galeano
En mi primera clase de Historia de América Latina del siglo XIX la docente pidió a sus estudiantes definir a América Latina en tres palabras, así que tres palabras ¿Saqueada? ¿Robada? ¿Extorsionada? ¿Masacrada? ¿Violentada? ¿Manipulada? ¿Olvidada? ¿Comprada? ¿Vendida? ¿Bella? Ó quizá, una frase «Un pueblo sin piernas pero que camina» (Calle 13 en Latinoamérica, 2011).
Cuando se define a América Latina, cuando se habla de sus historias y de sus procesos ¿Exactamente de que se habla? ¿Quién o quiénes lo han permitido? ¿De quienes son los nombres en la historia? ¿Quiénes son los idóneos, ya sea por su conocimiento, por su carisma o por su poder de generar terror y miedo, para gobernar, para dirigir, para ser gestores del progreso y del orden? ¿Quiénes son los llamados a ser y a hacer? ¿Cómo deben asegurar seguir siéndolo a expensas de todo y todos?  Y ¿Qué ocurre con ese todos, ese pueblo y esos nombres que no aparecen en la historia ya sea porque no quisieron/pudieron o simplemente porque los desaparecieron?
El objetivo de este ensayo es evidenciar a grandes rasgos la Latinoamérica de los llamados a ser y a hacer. Para ello se expondrá la historia de cinco casos, el proyecto nación criollo del siglo XIX, las dictaduras, el populismo y las izquierdas del siglo XX, y por supuesto, las intervenciones del más grande de todos los llamados, Estados Unidos. Si bien, estas historias con frecuencia se entrelazan, se tratarán separadas con fines metodológicos.
Después de la, dudosa, independencia de la naciones latinoamericanas en el siglo XIX la consolidación política estuvo a cargo de los criollos, que a su vez eran la élite dominante, estos legitimaban su accionar en el discurso positivista y racial. En este discurso, los criollos eran los idóneos para gobernar, puesto que aquel que tiene el dominio de la ciencia y el conocimiento es el único que puede curar los males de un pueblo enfermo (Charles, H., 1990). Los criollos eran competentes para llevar a las nuevas naciones al desarrollo, a la civilización, al mercado internacional. Por ello, se exportaba materia prima, se buscaba atraer la inversión extranjera para el desarrollo, es decir, infraestructura, ferrocarriles y arquitectura, todo esto con el fin de atraer más inversión. También, se crearon constituciones que buscaban simbólicamente representar las nuevas, libres y civilizadas naciones, sin embargo, «no era un concepto que anidaba en las masas campesinas ni en la sociedad rural» (Gros Espiell, H., Pág. 454, 2003).
            En este mismo contexto decimonónico, existían otros llamados a ser y a hacer. Los caudillos cumplen roles importantes en las dinámicas sociales pero son motivados por sus aspiraciones personales de ascensión social. El arte también quedó sesgado puesto que solo aquellos que podían viajar a Europa a estudiar podían representar adecuadamente temas como progreso, patriotismo y civilización.
Desde el siglo XIX, Estados Unidos tuvo intervención en diferentes procesos latinoamericanos, pero es en el siglo XX que esta intervención se agudiza con el discurso de ser la nación llamada a proteger la paz, la soberanía y la democracia. Un ejemplo, es el tercer artículo de la Enmienda Platt, en la cual Cuba permite la intervención militar estadounidense  «para la conservación de la independencia cubana, el mantenimiento de un Gobierno adecuado para la protección de vidas, propiedad y libertad individual y para cumplir las obligaciones que, con respecto a Cuba, han sido impuestas a los EE.UU.» (Ecured., s.f). Estados Unidos también tenía ese derecho en otras naciones latinoamericanas, en especial en Centroamérica.
Después de la Gran Guerra y la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ocupó el lugar hegemónico de Gran Bretaña. Buscó el dominio de su «patio trasero» con políticas como la Doctrina Monroe y posteriormente la Buena vecindad. Es importante tener buenos vecinos, como lo dice Franklin D. Roosevelt, para «prestar ayuda conjunta a cualquiera de las hermanas repúblicas presa de pasajera calamidad», sobre todo en un escenario bélico mundial como el que se presentaba.
            Durante todo el siglo XX se presentan múltiples intervenciones justificadas de Estados Unidos a otras naciones, por ejemplo, cuando acusa a Venezuela, Ecuador y Bolivia de refugiar terroristas, de entorpecer la lucha contra las drogas y de oponerse a la libre empresa (Anderson, R, 1997).
El dominio que buscaba Estados Unidos en Latinoamérica era tal, que gustaba de ayudar y financiar a dictadores para que estos accedieran al poder, puesto que nada mejor que un títere disfrazado de gobernante para respaldar los intereses de la gran nación.
Dictadores, otros llamados a ser y a hacer que acceden al poder generalmente con golpes militares. Dictaduras como la de Gerardo Machado y Fulgencio Batista en Cuba a inicios de siglo XX justificaban su accionar en el discurso de ser los encargados de recobrar y mantener el orden. Por supuesto que para mantener el orden era necesario controlar la oposición con lo cual se recurre a la opresión, represión, desaparición y el asesinato. Es el accionar dictatorial legítimo debido al miedo y el temor que logran ejercer en la población.  Ejemplo de esto es el caso Chileno con la dictadura de Augusto Pinochet en 1973, él es el llamado a recuperar la economía chilena del mal manejo que daba su antecesor Salvador Allende, como si históricamente la economía chilena no fuese fuerte debido a los nitratos. Claramente, Pinochet debía recuperar el «modelo individualista, competitivo basado en el culto del mercado y en la abolición de las conquistas sociales que habían obtenido los pobres de Chile» (Vega, R., Pág. 458, 2015).
Otro de los llamados a ser y a hacer son los populistas, surgen en dos periodos, el primero en 1930 y 1940 y el segundo en 1990 bajo el término «neopopulismo». Los populistas, o en su defecto neopopulistas, son los llamados a recuperar y representar los intereses del pueblo. Son los encargados de resolver los problemas económicos, políticos y sociales de las naciones, es decir, responder a la crisis de representatividad de los gobernantes de élite tradicional, recuperar la economía de la crisis económica producida por la Gran Depresión, combatir el desempleo y las desigualdades sociales de la clase menos favorecida, la cual predominaba. Por ello adoptaron ideas democráticas, antiimperialistas y nacionales, por supuesto esto en la teoría, en el discurso. Su accionar lo legitimó su carisma, su personalidad y su discurso vibrante. Lograron cooptar a las masas, al pueblo con una autentica demagogia. Sin embargo, después de acceder al poder, con el paso del tiempo adquieren rasgos autoritarios, corruptos y modifican las constituciones para que no sean juzgados por dichos actos. «Los populistas, entregados en un principio al pueblo, se configuraban ahora como reyes tiranos que protagonizaban la concentración de poderes gubernamentales, el fomento de la reducción de la descentralización de la autonomía para tomar decisiones estatales y finalmente, la consecución de regímenes hiperpresidencialistas» (Catillo, N., Pág. 2, 2015). Ejemplos de los llamados a ser y a hacer populistas son Alberto Fujimori en Perú, Hugo Chávez en Venezuela; y neopopulistas como, Álvaro Uribe Vélez en Colombia, Carlos Ibáñez del Campo en Chile y Juan Domingo Perón en Argentina.
Con respecto a las historias de izquierdas, también hay diferentes llamados a ser y a hacer la revolución «La idea de progreso, de leyes que gobiernan el desarrollo social, de la necesidad de una elite ilustrada, eran conceptos que podían trasladarse con facilidad del positivismo del siglo XIX al comunismo del XX. Tanto en el positivismo como en el comunismo se encomendaba a una elite ilustrada el papel decisivo por ser el grupo más capacitado para interpretar las leyes del progreso histórico» (Angell, A., Pág. 78, 1997). Las izquierdas a pesar de tener objetivos comunes y sociales no tuvieron éxito y no lograron cooptar a las masas por dos razones. La primera, se encontraban divididas. Existían opiniones opuestas en cuanto al fin y al medio para hacer la revolución, es decir, cual era la forma adecuada, la vía pacifica o la vía armada.  Los diferentes llamados a ser y a hacer la revolución luchaban internamente por defender una posición que a su entender era la idónea, y esta lucha interna importó más que la propia idea de cambio social. La segunda, no tenían bases solidas. Sus bases, los trabajadores, representaban solo una pequeña parte de la población que en su mayoría era campesina. No eran representantitos de la base popular «Se les consideraba demasiado europeos, demasiado intelectuales y demasiado de clase media» (Angell, A., Pág. 81, 1997).
Sin embargo, es importante no olvidar que en estas izquierdas muchos hombres y mujeres normales, estudiantes, campesinos, obreros, creyeron y lucharon por valores como igualdad, justicia y libertad. Lucharon por escribir otra historia, por otra idea diferente de Latinoamérica, «Que creyeron en nuestro país y en nuestra gente, y que por creer se jugaron la vida» (Galeano, E., s.f). Es importante no olvidar que si no aparecen en la historia es por que posiblemente los desaparecieron.
En la historia de América Latina hay muchos llamados a ser y a hacer. En cada periodo, se encuentran llamados particulares en cada país, instituciones como la iglesia y los militares. También, hay llamados a ser y a hacer abstractos, como el liberalismo y el neoliberalismo. En sí mismos, los llamados no deberían ser un problema en la historia latinoamericana. El problema radica que la historia es solo de ellos porque el resto no tenían voz ni participación real y a aquellos que la tenían les cortaban la lengua y también las manos, por si acaso. Es evidente, que los llamados a ser y a hacer en la historia latinoamericana cambian de rostro, de figura y de discurso según las condiciones en las que se encuentren. Los criollos en el siglo XIX, dictaduras, populismos e izquierdas en el siglo XX, intervencionismo extranjero en ambos siglos. Es evidente desde el siglo XXI que esta situación se sigue reproduciendo. En general, las condiciones siempre van a ser propicias para que nosotros, los comunes y corrientes, estemos como ausentes a la merced de quienes escriben la historia. Ese es el problema, estar como ausente. En otra reflexión yo decía,  en el «desarrollo» no caben todos, ni siquiera la mitad, ni siquiera en el siglo XX y ni siquiera en el XXI. Los que caben muchas veces no están aquí y los que lo permiten, muchas veces son quienes gobiernan. Pero, ¿Quiénes permiten ese gobierno y esa forma de gobernar? ¿Quiénes no se informan? ¿Quienes no actúan? ¿Quiénes no se movilizan? ¿Quiénes no proponen? Es cierto que al intentar hacerlo las condiciones serán duras, pero si no lo hacemos no nos arriesgamos a escribir otra historia, a hacer las cosas de diferente manera para obtener diferentes resultados. No hablo de hacer la revolución, hablo de ejercer un compromiso participativo activo en lo que nos compromete, a nosotros y a los otros. No podemos permitir que la identidad latinoamericana sea no tener una. Debemos construir una Latinoamérica de todos y no estar como ausente en la Latinoamérica de los llamados a ser y a hacer.

REFERENCIAS

Anderle, Adam. (1988) «El populismo». En Historia de Iberoamérica, Tomo III. Madrid: Ediciones Cátedra.

Angell. Alan. (1997) «La izquierda en América Latina desde 1920» En Bethell, Leslie Historia de América Latina. Vol. 12. Barcelona: Crítica.

Calle 13. (2011) «Latinoamérica» en Disco Entre los que quieran. Puerto Rico: Sony.

Castillo, Nicolás. (2015) Reseña Critica sobre Steve Ellner: «Hugo Chávez y Alberto Fujimori: Análisis comparativo de dos variantes de Populismo». En: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=17710102 Luis Guillermo Patiño Aristizábal, Porfirio Cardona Restrepo: «El neopopulismo: una aproximación al caso colombiano y venezolano». En: http://aprendeenlinea.udea.edu.co/revistas/index.php/estudiospoliticos/article/view/2812.Mario Eduardo Poblete Vásquez: «Populismo Latinoamericano: una perspectiva comparada».En: http://www.uvm.cl/csonline/2006_3/pdf/populismo%20comparado.pdf

 EcuRed (S.f) Enmienda Platt. Recuperado el 24 de noviembre de 2015 en http://www.ecured.cu/Enmienda_Platt

Galeano, Eduardo (s.f) Abracadabra. Recuperado el 25 de noviembre de 2015 en http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-64375-2006-03-17.html

Gros Espiell, Héctor (2003) «Constitucionalismo y codificación latinoamericanos: de la sociedad colonial a la sociedad republicana» (Capitulo 18) En John Lombardi Historia general de América Latina Volumen 5. Ediciones Unesco.

Hale, Charles (1990) «Ideas políticas y sociales en America Latina, 1870 1930». En Leslie Bethell [editor]. Historia de America Latina, Vol 8. Barcelona, Crítica.

Jacques, Ranciere. (1992) «El rey muerto» en Los nombres de la historia: Una poética del saber. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión

Lych, John. (1987) «Los caudillos de la independencia: enemigos y agentes del estado nación » en John Lynch, Hispanoamérica 1750-1850: Ensayos sobre la sociedad y el estado, Bogotá, Universidad Nacional.

Thorp, Rose Mary. (1997) Las economías latinoamericanas 1929-1950. Bethell, Leslie Historia de América Latina. Vol. 11. Barcelona: Crítica,. Páginas 47-82.

Vega Cantor, Renán. (2015) «Contra la mercantilización de la universidad: la rebelión de quienes no quieren ser clientes». En La universidad de la ignorancia. Capitalismo académico y mercantilización de la educación superior, Ediciones Ocean Sur, Páginas 442-501.

 Vega Cantor, Renán. (2010) «Amargo bicentenario de la independencia en Colombia. ¿Cuál independencia?». Casa de las Américas, Núm. 59-60. Páginas 147-171.



Indicadores de pobreza en Colombia

El propósito de este ensayo es revisar los indicadores existentes de pobreza en Colombia para establecer si existe algún indicador que por sus características permite una mejor medición de la pobreza. Posteriormente se expondrá la magnitud y evolución de la pobreza en Colombia, esto en el periodo de 1997 a 2008-2010. Finalmente se describirán las políticas públicas sociales que ha implementado el estado colombiano para reducir la pobreza y analizaran las posibles políticas que debe implementar el estado para reducir la pobreza en el 2014-2015.

Para realizar este ensayo se hizo uso de tres referencias. La primera es el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM-Colombia) 1997-2008 y meta del PND para 2014 elaborado por el Departamento Nacional de Planeación (DNP), la Dirección de Desarrollo Social (DDS) y  Subdirección de Promoción Social y Calidad de Vida (SPSCV). La segunda es Índice de Pobreza Multidimensional para Colombia (IPM-Colombia) 1997-2010 elaborado por Roberto Carlos Angulo Salazar, Yadira Díaz Cuervo y Renata Pardo Pinzón. La tercera Metodologías oficiales y arreglos institucionales para la medición de la pobreza en Colombia realizado por el DNP.

En Colombia existen índices que miden las condiciones de pobreza y condiciones de bienestar estos son Necesidades básicas insatisfechas (NBI), el Índice de condiciones de vida (ICV), el Índice de focalización del gasto social (SISBEN), el Índice de desarrollo humano (IDH) y el Índice de oportunidades humanas. Solo el NBI fue creado para la medición de pobreza. En algunos casos el ICV y el SISBEN han sido adaptados para medir dicha condición de privación. Sin embargo, estos índices son insuficientes porque solo calculan promedios y no incidencia, adicionalmente carecen de vigencia. Por ello se desarrollo el Índice de Pobreza Multidimensional para Colombia (IPM-Colombia) con la metodología de Alkire y Foster (2007). Este índice es apropiado para el caso colombiano puesto que mide la severidad y la brecha de la pobreza.
Entonces, el Colombia se manejan actualmente dos tipos de medición. La medición directa que es el IPM y la medición de indirecta que mide la pobreza monetaria con la Línea de pobreza (LP).
La LP se calcula teniendo en cuenta el ingreso per capita de la unidad de gasto, es decir, que los ingresos que tiene determinado hogar son suficientes para suplir las necesidades como la canasta básica de alimentos. En caso de que los ingresos sean insuficientes el hogar será considerado pobre. El LP se hace cada 10 años y se realiza por medio de una encuesta de ingresos y de gastos.
Por su parte, el IMP refleja distintos conjuntos de privaciones. Este indicador mide cinco dimensiones que son: las condiciones educativas del hogar, condiciones de la niñez y la juventud, la salud, el trabajo y el acceso a servicios públicos domiciliarios y a las condiciones de pobreza. Entre las cinco dimensiones hay un total de quince variables que buscan medir dichas dimensiones. Este método mide por corte dual, es decir, mide privación en cada dimensión y se tiene  un número mínimo de privaciones llamado K para considerársele pobre. Es decir, que un hogar es pobre cuando sufre privaciones en al menos K dimensiones. El valor K asignado es 33% según la ponderación de cada variable.
Ambos métodos se complementan con respecto a la medición de la pobreza sin embargo el que se ajusta de una forma más efectiva a las particularidades de la población colombiana es el IMP «Los indicadores de brecha y severidad son especialmente útiles para Colombia, pues estos permiten obtener información adicional sobre la profundidad y Magnitud de la pobreza, facilitando la focalización de programas y políticas» (Angulo Salazar, Díaz Cuervo Pardo Pinzón, Pág. 29). Es decir, este índice permite analizar múltiples dimensiones de pobreza. Adicionalmente, permite operacionalizarse para la construcción de políticas públicas, permite hacer seguimiento de las policías públicas vigentes lo cual es útil para determinar si estas están funcionando o es necesario redireccionarlas. También es más fácil para ser comprendida por público no especializado y por ende facilita la rendición de cuentas.

Con respecto a la evolución de la pobreza en Colombia en el periodo de 1997 a 2008- 2010 se ha visto evolución positiva en la disminución y reducción de la pobreza. En las gráficas presentadas por el DANE en todos los años ha sido más incidente la pobreza rural de la urbana, sin embargo, como lo mencionaba anteriormente se ha visto una reducción del -53% con respecto al -38%. Con respecto a la intensidad total de pobreza en 1997 el 50% de los pobres tenía privación media en 8 de 15 variables medidas por el IMP. Mientras en el 2010 son pobres 43% con una privación media en 6 de 15 variables. En la brecha en 1997 hay un enorme porcentaje de 22.9% mientras que en el 2010 se reduce a 9,3%. Con respecto a la severidad de la pobreza es evidente que la población rural tiene el doble de severidad de población en condiciones de pobreza que la población urbana aun así se presento un cambio del -61% frente al 59% en la reducción de la severidad.
Es evidente con estos indicadores que la reducción de la pobreza ha sido significativa en este periodo. Sin embargo, también hay que tener en cuenta las condiciones de pobreza por regiones. Un problema frecuente de mi país es que las zonas centrales como Bogotá y las zonas cercanas a esta tienen un mayor desarrollo, como se dice coloquialmente Bogotá es mundo y el resto de Colombia es otro. Este dicho aplica para la medición de pobreza puesto que Bogotá tiene los índices más bajos de pobreza. Sus alrededores como la región andina le siguen. Las regiones más pobres son aquellas que se encuentran en la periferia. En primer lugar la región Atlántica y en segundo la región Pacifica. Hay que tener en cuenta que hay zonas de Colombia de las que no se tienen datos y por ende no se ha podido establecer su condición pobreza. En estas últimas zonas es necesario trabajar.

Finalmente, se describirán las políticas públicas sociales que ha implementado el estado colombiano para reducir la pobreza y analizaran las posibles políticas que debe implementar el estado para reducir la pobreza en el 2014-2015. Con respecto a las políticas previas hay que tener en cuenta que bajo el gobierno del presidente electo Juan Manuel Santos «El Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2010-2014 “Prosperidad para todos” está sustentado en tres pilares fundamentales; más empleo, menos pobreza y más seguridad» (Conpes, Pág. 5). Con el fin de reducir la pobreza en este periodo las políticas públicas sociales se han enfatizado en la educación, en combatir el analfabetismo y propiciar que todos los niños asistan al colegio mejorando la infraestructura de estos y haciendo que la educación sea gratuita. Durante este gobierno, también se ha ampliado la Red Unidos y los planes de apoyo familiar como familias en Acción. Se han entregado viviendas gratuitas a los sectores más vulnerables. Dentro de este gobierno se han financiado algunos hospitales que se encontraban a punto de cerrar.
Es claro que se ha avanzado en los diferentes aspectos de pobreza multidimensional en este gobierno. La pregunta es ¿Es suficiente?, para ello debe hacerse un estudio más profundo sobre la inversión nacional y los beneficiados inmediatos. No olvidando que la mayoría de políticas sociales debe siempre enfocarse a las zonas más vulnerables, en el caso colombiano: la periferia como Atlántico y Pacifico y las zonas rurales.

Referencias adicionales
Colombia la paz ya viene, plan de gobierno las ideas de todos. Recuperado de http://www.santospresidente.com/media/cuadernillo-21MAY.pdf el 4 de diciembre de 2015. 

¿Qué es pobreza? ¿Cuáles son sus enfoques?

Definir la pobreza es una tarea difícil, actualmente esta tiene tres enfoques, el enfoque capacidades, necesidades y derechos. El enfoque capacidades plantea una perspectiva que busca abarcar todas las dimensiones y particularidades de pobreza. Orientado en sentido en el cual la pobreza no es solamente la falta de ingresos sino la falta de capacidades o facultades que permiten al individuo realizarse en función de sus necesidades básicas, humanas y sociales. Este acierto de enfocar la pobreza a una perspectiva multidimensional, enfocándose cualitativamente en el fenómeno, es también su limitación conceptual. Cuando un enfoque busca ser entendido en sus múltiples matices pierde la posibilidad de generalización puesto que es evidente que estos son propios de una determinada forma social situada en un tiempo y espacio determinado. Como no es posible generalizarla, los términos conceptuales utilizados llegan a ser ambiguos, esto implica que los términos del enfoque permanezcan en un grado de abstracción alto y difícilmente pueden ser sometidos a la operacionalización, es decir, a la práctica. Como dice Amartya Sen el tema mismo implica múltiples dilemas. Dentro de este enfoque Sen hace una distinción entre functions y capabilities puesto que las capacidades están en función de las funciones sociales, es decir, un individuo necesita determinadas habilidades y capacidades para poder realizar una función en la sociedad en que vive. Si una persona tiene determinadas capacidades que en otro tipo de sociedades serian útiles pero en suya no lo son estaría en una condición de pobreza «Cualquiera que no pueda llegar al nivel absoluto [de capacidades] sería clasificado entonces como pobre sin importar cuál es su posición relativa con respecto a otros» (Sen, 1985 en Calderón, 2004).

En el enfoque de necesidades, en primer lugar, es importante mencionar que para el autor las necesidades no son tan solo carencias o falta de algo sino también potencialidades humanas y colectivas (Neef), en este sentido, las necesidades son de dos tipos las existenciales y las axiológicas. La primera está orientada a las necesidades de Ser, Tener, Hacer y Estar. La segunda esta orientadas a necesidades de Subsistencia, Protección, Afecto, Entendimiento, Participación, Identidad y Libertad. El autor en la página 58 expone una matriz de necesidades (permanecen y son invariables en los periodos de tiempo y lugar) y satisfactores (cambian en el periodo de tiempo y lugar según como estos busquen satisfacer dichas necesidades) donde organiza diferentes condiciones en sus respectivas categorías. La diferencia entre estas dos, es principalmente que las existenciales están enfocadas al hombre en sí mismo y a su desarrollo y las axiológicas están enfocadas a la forma en que el hombre se encuentra en el espacio y satisfacción de estas.

La pobreza, desde el enfoque de derechos, trata de un fenómeno estructural y sistémico que es responsabilidad del estado. El estado como gestor y administrador de los bienes y recursos, debe garantizar para todas las personas en el territorio derechos humanos, económicos, sociales y culturales. Al ser responsabilidad del estado suplir dichos derechos para garantizar el bienestar y el desarrollo, este debe generar políticas públicas acorde a las necesidades de las personas. Es necesario que estas políticas estén en pro de garantizar los derechos humanos desde una perspectiva social y no con fin principal, el desarrollo económico de, desafortunadamente, unos pocos.


Estos enfoques lejos de ser diferentes y arbitrariamente opuestos, deben relacionarse y trabajar juntos, para concebir una visión integral, teórica y práctica, unidimensional y multidimensional, de la pobreza. A su vez, estos estudios deben realizarse en cada una de las diferentes sociedades espacio-temporales para ajustar los enfoques a los casos particulares y desde el ángulo o disciplina que se estudie no puede perder la dimensión humana tan intrínseca y tan real de sí misma. Conforme a esta máxima obligatoria,  se debe buscar erradicarla tanto en su forma absoluta como relativa.