domingo, 10 de mayo de 2015

Reseña Bernard Lahire. El espiritú sociológico. Capítulo 2: Arriesgar la interpretación

Manantial, Buenos Aires
Angie Cepeda


Bernard Lahire
Bernard Lahire (1963) es un sociólogo francés y un profesor de sociología en la Escuela Normal Superior de Lyon. En el segundo capítulo de El espíritu sociológico. el autor define y diferencia a las interpretaciones comunes de las sociológicas. Las interpretaciones comunes son generales, subjetivas, salvajes y deliberadas por ello permanecen en nociones vagas. El científico y sociólogo debe producir interpretaciones validas, esto significa que deben ser sustentadas por material empírico y el material debe ser manejado con rigurosidad.

Las interpretaciones se encuentran sujetas a diferentes grados de solidez y el investigador para darle un plus sobreinterpreta (sin llegar necesariamente a ser malas interpretaciones). Las sobreinterpretaciones pueden ser de tres tipos: la primera, se caracteriza por una desconexión interpretativa, donde los datos son insuficientes con respecto a la situación interpretada o a la tesis sostenida «Decidir hilar la metáfora mas lejos de lo posible» (Pág. 45). Por ello es fundamental tener pruebas (referencias, lugares, objetos, fenómenos sociales o situaciones sociales reales, datos numéricos) que apoyen de forma pertinente lo que se está diciendo; Lahire explica que este es un error común de los estudiantes. La segunda, se caracteriza por el poosición no controlada entre investigaciones y sujetos investigados, «es decir, por olvidar el desfase entre el ojos científico (las condiciones científicas de percepción del mundo social) y el ojo común (las condiciones comunes de percepción del mundo social ligadas a las formas de vida social)» (Pág. 51), para comprenderlo mejor, el ejemplo que da el autor sobre el estudio literario de las obras griegas puede ser de utilidad, donde se buscar comentar y tratar las obras “literariamente” cuando estas históricamente no eran de ningún modo literatura. (Pág. 53). La tercera, se caracteriza por argumentos, pruebas y ejemplos “perfectos” que empíricamente no son aplicables, ocurre cuando un científico con el fin de validar su teoría expone abundancia de datos elegidos, organizados, descritos y encuadrados cuidadosamente, estos ciertamente apoyan la teoría pero cierran el marco de aplicación de la tesis, no contemplan otros ejemplos que la contraponen y las situaciones sociales donde aplican diferentes modelos.

Lahire al final de su texto concluye que siempre una tesis o teoría estará expuesta a la sobreinterpretacion, lo importante es mantenerla controlada, esto se consigue con rigurosidad en el estudio y la metodología selecta aplicada por el científico, donde se disminuya al máximo la posibilidad de caer en ellas.


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